El mito de Ruiz

ruizPara muchos es considerado una leyenda viviente, para otros es un mero nombre. A propósito del cumpleaños de Raúl Ruiz, uno de los directores chilenos de mayor renombre en el mundo entero, cabe preguntarse cómo logró tan potente fanaticada a nivel nacional siendo que muchos no han visto sus películas. De los 114 títulos a su haber poquísimos llegaron a Chile previo a su muerte y son menos aún los que conocen su teoría. ¿Cuántos lo alaban porque lo conocen y cuántos porque es cool hacerlo? Méritos no le faltan sin duda, pero ¿cuántos realmente han visto a Ruiz y cuántos se enamoraron de ‘la leyenda’?

Hace varios años, mientras estudiaba cine, llegué por casualidad a ‘Poética del cine’, un libro de Raúl Ruiz donde propone una nueva forma de acercarse a la narrativa cinematográfica, una donde Aristóteles y los principios dramáticos que éste propone son reemplazados por otra lógica. Una donde no hay un conflicto central: la lucha entre dos entes (antagonista y protagonista) se derriba.

Admito que la teoría y la prosa de Ruiz me atrajeron, me parecía que era brillante lo que decía, una nueva forma de enfocar el cine. No mejor, no peor, simplemente diferente. Entonces me decidí a ver sus películas, cuando podía me las arreglaba para ir a algún ciclo de cine ruiziano: vi ‘Palomita Blanca’, ‘Tres vidas y una sola muerte’, ‘Genealogía de un Crimen’, ‘La comedia de la Inocencia’, etc.  No era como ahora, no existía torrent, ni Netflix… había que levantarse e ir a ver las películas.

En todas y cada una, además de llamarme la atención su cine, me llamó la atención una constante: la baja asistencia de público. Sin embargo, cuando se trataba de charlas o foros, el panorama era totalmente diferente.

¿Cómo explicar que en el mismo ciclo donde veía una de sus películas a sala semi vacía, me topaba con una horda de gente saliendo de una de sus charlas, como un remake de la famosa escena de ‘A Hard day’s night’ donde las calcetineras persiguen a los Beatles?

Era el mito de Raúl Ruiz.

Dejemos las cosas claras: Raúl Ruiz era un hombre clave del cine mundial. Tuvo un número especial de una de las revistas de cine más importantes del mundo dedicado a él (en Cahiers du Cinema) y es considerado, en buena parte del mundo, como un maestro.  Es un autor que cuestionó lo que pocos se atreven a cuestionar con éxito (la narrativa clásica) y tiene, en mi opinión, el gran logro de hacer cine profundamente chileno. No chileno de garabato limpio (porque la mayoría de sus películas son en francés), sino de historias, personajes y estructura muy propia de nuestra idiosincrasia.

Desgraciadamente, claro, le han hecho el flaquísimo favor de utilizarlo como niño símbolo de la “cultura del exilio” (como dijo alguna vez Gonzalo Maza) y eso le quita peso al Ruiz teórico, al Ruiz prolífico, al Ruiz de historias populares; engordando la imagen romántica del artista del exilio. La primera es de maestro, la segunda es de mártir. Y el arte, cabe decir, no se hace con la obra de éstos últimos, sino con el legado de los primeros.

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